31 enero, 2020

Mariela Sancari: “Mi consejo sería no apresurar procesos para satisfacer demandas ajenas y ser honestos”

Mariela Sancari, fotógrafa argentina afincada en México, es una creadora de historias. Recreando realidades, extrae de ellas su propia narración con la que el espectador se puede sentir emocionalmente atrapado. Su obra eminentemente autorreferencial implica una depurada acción y escena de líneas sencillas y cotidianas. Entra en la séptima edición de Art Photo Bcn como protagonista de una muestra vinculada a la performance en el CC Golferichs así como participando como visionadora. Con ella creamos lazos para hacer confluir la visión latinoamericana de la fotografía actual en plena ebullición.

En tus proyectos ha ido creándose una pivotación entre el protagonismo de la imagen y otros aspectos artísticos como la performance o el texto. ¿Con qué medio te quedas? ¿Qué crees del debate sobre la presencia del texto en los fotolibros? ¿Hemos superado ese episodio?

No creo que pueda elegir entre un medio y otro, en un sentido de jerarquías. Cada uno es, obviamente, diferente y lo interesante para mí reside en el espacio de interacción de ambos, es decir, en el espacio que se crea cuando vinculamos texto e imagen o acción e imagen. Mi práctica explora esa zona de encuentro como potencia.

Creo que lo mismo podría decir acerca de la presencia de texto en los fotolibros: sin duda, transforma profundamente la lectura de cualquier imagen. Considero que el desafío reside en no estructurar esa relación desde lo binario (por ejemplo, asignando jerarquías: la imagen solo ilustra el texto) sino animarnos auténticamente a pensar más allá de las formas dadas e intentar proponer otras formas de vincularse.

Con El caballo de dos cabezas además introduces el aspecto de la acción, que complementa la experiencia expositiva y el libro mismo. ¿Cómo resuelves este aspecto? ¿Podrías jerarquizar la creación de este proyecto por ámbitos artísticos? ¿Va a seguir evolucionando su puesta en escena? Háblanos un poco sobre la evolución interna de este proyecto a nivel formal y conceptual.

Este proyecto investiga el tránsito de la imagen fija (fotografía) a la imagen representada (performance). Me interesa explorar cómo el cuerpo, como dispositivo escénico y escultórico, se convierte en imagen.

Siento que en el contexto de mi práctica, trabajar con el cuerpo a través del performance es una consecuencia natural de mis intereses. En este sentido, efectivamente cada presentación del performance es distinta: me resulta muy difícil trabajar a priori (definiendo de antemano una forma de presentación y anticipando sus resultados) ya que lo que propongo es una investigación y, como tal, cada vez que llevamos a cabo un performance, la que más aprende soy yo. Intento volcar ese aprendizaje en la siguiente presentación, probar distintas estrategias buscando no tanto el “impacto” sino mantener y expandir el espacio de indeterminación que se abre cuando se activa una imagen a través del cuerpo y la acción, como en este caso.

Moisés te deparó muchos premios y menciones, es un libro completamente agotado que te ha llevado a muchos sitios, incluso a auto-piratearlo. ¿Cómo ha evolucionado tu trabajo hasta el libro actual Mr. & Dr? En el primero hablabas sobre la representación de tu propio padre, una imagen ficticia creada de la imagen de muchos hombres de su edad. ¿Es este segundo una deriva del primero? ¿Hay alguna interacción entre estas tres personalidades?

Mi segundo libro, Mr & Dr. (This book is true, 2017) es una colaboración con el escritor Adolfo Córdova que examina justamente la relación entre imagen y palabra en el libro. No creo que haya una relación lineal con Moisés de manera de poder asociar las tres personalidades pero definitivamente es una continuación natural, desde mi punto de vista, de mi práctica. Intento pensar mi trabajo como un todo, (aunque pueda dividirse y presentarse como “series”), que prueba y ensaya una y otra vez lo mismo de distintas maneras. Tal vez esto es lo que pueda definir como el hilo conductor de un trabajo a otro.

Hablemos sobre públicos y fotografía. ¿Cómo has cambiado de registro para ocuparte de la juventud? ¿Cómo ves el panorama de la producción de fotografía o fotolibros dirigidos hacia los jóvenes o incluso hacia los niños? ¿Estamos subestimando una parte importante del mercado? ¿Cómo se ven identificados estos sectores en la producción de cultura visual y más concretamente de fotografía?

Creo que hay muy poca producción de libros destinados a un público infantil (o incluso juvenil) que incluyan fotografía, tanto del lado de las editoriales como de los artistas. Mi opinión es que esta situación responde a lo complejo de lidiar con lo que la imagen fotográfica “muestra”. Aunque, justo por esa razón, es necesario atreverse y probar y no subestimar al público infantil y juvenil pensando que la propuesta con fotografía no se va a entender o que es “demasiado” para ellos.

En México coordinas el programa FOLIO del Centro de la Imagen. Explícanos un poco sus líneas de acción y su conexión con el mundo del fotolibro internacional. ¿Crees que hablamos el mismo idioma también en el concepto de la imagen? ¿Cómo situarías a los hispano parlantes en el panorama de la fotografía internacional? ¿Estamos más cercanos a ustedes que a realidades nórdicas u orientales en cuanto a estética, producciones y acabados?

Folio, el programa de fotolibro del Centro de la Imagen que coordino, nace hace unos años a partir de la conformación del primer acervo público de fotolibros en la Ciudad de México, albergado dentro de la ya existente biblioteca del Centro. Cuando yo estaba trabajando en mi primer libro, Moisés, no tuve adónde ir a investigar sobre fotolibros (no existía una colección pública que visitar) por lo que decidí proponer al Centro de la Imagen la creación de una que sirva para artistas, estudiantes, investigadores, editores y público en general para conocer, aprender, estudiar y disfrutar fotolibros: libros concebidos como obra en sí mismos.

Este acervo se creó a partir de las generosas donaciones de artistas y editoriales de todas partes del mundo. El compromiso con ellos ha sido generar actividades a partir de la colección de fotolibros para visibilizarla: en 2017 hicimos E.FOLIO.001, el primer Encuentro en torno al fotolibro y lo repetimos en 2019. Ambos Encuentros ofrecían talleres (con invitados nacionales e internacionales), revisiones de maquetas, exposiciones, conferencias y sesiones de Book Jockey y de Libros Hablados, todas actividades gratuitas y abiertos a todo el público. Precisamente, uno de nuestros intereses, es vincular la producción latinoamericana de fotolibros con la del resto del mundo.

Con respecto a cómo (o dónde) situarnos, creo que podríamos decir que, aunque históricamente se han asociado diferentes temáticas específicas a ciertas regiones, en el ámbito del fotolibro no veo esa demarcación tan clara: los autorxs de diferentes partes del mundo hacen uso de materiales, acabados y problemáticas indistintamente de su lugar de origen.

El arte se nutre de nuestra experiencia de vida y en ese sentido, claro que tomamos e incorporamos nuestro contexto, ya sea personal, político, religioso o el que sea, en nuestras imágenes pero eso necesariamente nos debería encerrar en una categoría.

Sobre tu participación en Art Photo Bcn. Cuéntanos qué es lo que más te interesa de participar en los visionados al otro lado de la mesa. ¿Qué consejo les darías a los fotógrafos que se presentan? ¿Cómo ves la iniciación en el circuito por parte de nuevos autores y autoras? ¿Qué facilidades tienen que hace 10 años no imaginábamos?

El mundo del arte es muy competitivo y muchas veces puede ser desalentador para jóvenes artistas que empiezan sus carreras. Mi consejo, basado en mi experiencia, sería no apresurar procesos, es decir, no sentir que tenemos que producir, producir y producir para satisfacer demandas ajenas y ser honestos con nuestros intereses. La combinación de ambas cosas produce obra auténtica, con una mirada de un autor/a que tiene algo que decir.

Yo siempre valoro mucho la comunicación y el intercambio con colegas (no solo con curadores o agentes que toman decisiones) buscando la identificación con otros artistas, pares trabajando en un mismo tiempo, aunque con visiones e intenciones diferentes.

En tu trabajo la emoción contenida, la atmósfera a primera vista cotidiana pero cortante cuando se analiza es una constante por lo que la última pregunta va a ser muy interesante tras ver tu trabajo. ¿Qué tiene que tener una imagen para que te emocione?

¡Esta es una pregunta difícil y compleja! Yo diría, intentando ser breve, que para mí una imagen debe transmitir una postura pero sobre todo debe abrirse, ofrecer la posibilidad de cuestionar (nos) y empujarnos a pensar.