Siempre es bueno conocer todo el proceso creativo para poder defenderlo. Esta es la idea que nos viene a la mente cuando conocemos la trayectoria profesional y el carisma de Miren Pastor en el campo de la fotografía. Fotógrafa con una carrera que ha salido de lo emergente, consolidando su ruta y la de su proyecto vital, trabaja desde el punto de vista del creador para poder gestionar y difundir de la forma más adecuada, aunando sensibilidad y buen hacer con muchas dosis de creatividad.
Estos son aspectos que confluyen en la figura de Miren Pastor, nuestra nueva incorporación al equipo de Art Photo Bcn que se ocupará de la difusión de la quinta edición. Miren, fotógrafa y dinamizadora cultural, ha formado parte de iniciativas innovadoras como Blank Paper Escuela, La Troupe o Fiebre Photobook Festival, transformando la forma de trabajar de los profesionales del mundo de la fotografía para adaptarse al momento, promoviendo la creación de nuevos núcleos culturales y puntos de encuentro como base de todo.
Has participado en diferentes festivales y eventos fotográficos como gestora y como creadora. ¿En qué momento decidiste estar en ambos lados? ¿Se puede ser creativo en la gestión?
No creo que haya sido una decisión premeditada, más bien algo que ha surgido de manera casual. Me licencié en Bellas Artes en la UPV-EHU y al mudarme a Madrid, empecé a estudiar fotografía en Blank Paper Escuela con Fosi Vegue. Poco después, tuve la suerte de tomar las riendas de la coordinación y la gestión de las actividades culturales. Esta experiencia de casi una década ha sido el mejor Máster que he podido tener, aprendiendo gracias al trabajo del día a día a gestionar eventos y a comunicarlos, estando en contacto constante con profesionales del medio y desarrollando en paralelo mi proyecto Bidean.
He tenido la suerte de involucrarme en proyectos que me apasionan y al trabajar con entusiasmo y respaldada por un buen equipo, supongo que es más probable que fluya la creatividad. Disfruto mucho organizando el festival de fotolibros Fiebre Photobook, llevando la comunicación del festival de teatro KALEKA, y la del de cine EZB, siendo parte del colectivo La Troupe y colaborando en diferentes plataformas vinculadas con la fotografía. La clave está en poder mantener un buen equilibro entre los trabajos de gestión y el desarrollo de los proyectos personales.
¿Cual crees que es el grado de importancia de estos eventos en el circuito actual? ¿Hay realmente público para tanto evento? ¿Como repercuten en la carrera de un fotógrafo?
En muchos casos, desarrollar un proyecto fotográfico es un acto individual, solitario y de larga duración, con lo que me parece imprescindible poder socializar y compartir el proceso. Veo fundamental la labor de los festivales que apuesten por la creación emergente, para dar la oportunidad a jóvenes creadores de compartir sus proyectos, descubrir otros nuevos, conocer gente con inquietudes similares y generar así nuevas vías y sinergias.
En mi caso lo más importante que me llevo de cada festival son las experiencias y la ampliación de la red de contactos. Supongo que participar en un festival es siempre un nuevo reto, una especie de huella que te marca. Un aprendizaje más en el camino, gracias al cual, tarde o temprano se acaban abriendo nuevas puertas.
¿Es el mundo de la fotografía un circuito tan endogámico como el resto de las ramas artísticas? ¿Vive la fotografía y el fotolibro su momento dorado o simplemente estamos produciendo por encima de nuestras posibilidades?
Creo que en España hay una comunidad muy activa y conectada de fotógrafos y fotógrafas, pero bastante aislada de otras disciplinas artísticas. Echo de menos más conexión e intercambios multidisciplinares y también un mayor compromiso por parte de las instituciones.
El boom del fotolibro vivido hace unos años parece que va volviendo a la normalidad, ya que cada proyecto es un mundo y no todos tienen que encajar en este formato. En mi caso por ejemplo, no podría concebir Bidean sin el fotolibro. Es el eje del proyecto, ya que cada publicación representa un pequeña etapa dentro de un proyecto río que sigue creciendo, generando con el paso del tiempo su propia identidad. El problema del auge del fotolibro, es que el volumen de compradores no ha crecido en proporción a la cantidad de libros que se publican. Con lo que veo fundamental la labor de dar a conocer este formato a un público más amplio y aún queda mucho por hacer.
¿Cómo conociste Art Photo Bcn? ¿Qué novedades te parecen las claves de la quinta edición?
A pesar de haber recibido información online, debo confesar que conocí oficialmente Art Photo Bcn al asistir a los encuentros de la última edición. Me impresionó la cercanía y buen ambiente que se respiraba, sensación que se percibe cuando un proyecto se hace con pasión y cariño. Desde el primer momento he sentido mucha cercanía y buen entendimiento, con lo que es un placer para mi sumarme al equipo.
Tengo muchas ganas de poner en práctica todo lo que pueda aportar desde mi experiencia, a este festival que sigue creciendo a pesar de las dificultades, celebrando su quinta edición. Contaremos con un amplio programa dirigido a todos los amantes de la fotografía con una feria, visionados, encuentros, cursos, talleres y una gran novedad, exposiciones en las sedes asociadas. ¡Os esperamos!