En esta undécima edición Art Photo Bcn cuenta por segundo año consecutivo con el apoyo de la Generalidad de Cataluña a través de la línea de subvención gestionada por el ICEC, el Instituto Catalán de las Empresas Culturales. Esta nueva visión de nuestro evento desde la perspectiva estratégica para crear y ayudar al tejido cultural merece unas palabras de Edgar Garcia, director del ICEC desde finales de 2022, para comprender mejor el engranaje del que formamos parte y el gran panorama que se abre ante nosotros. Edgar Garcia es licenciado en Filología Inglesa y cuenta con gran experiencia y formación en la gestión de empresas y organizaciones culturales. Desde 2002 ha sido director del Área de Desarrollo y Transformación Empresarial del ICEC, que promueve la competitividad de las empresas culturales catalanas. En su trayectoria destaca haber formado parte de eventos de éxito como la Berlinale y el Festival de Cine de Sitges. Su visión transversal de los sectores culturales aporta una gran expansión y permeabilidad.
Gracias a la nueva línea de subvenciones del ICEC este año podemos desarrollar más profundamente una serie de programas en el festival Art Photo Bcn encaminadas a la comercialización de obras de arte y el circuito de galerías. ¿Esta nueva línea es una ayuda indirecta a las galerías? ¿Cuáles son las necesidades del sector comercializador y divulgador de la creación?
El objetivo de esta línea, que hemos abierto por segunda vez este año, es apoyar eventos de artes visuales de alto interés cultural y de carácter estratégico: ferias, festivales, simposios, encuentros y otras actividades de carácter profesional, organizados y liderados por empresas, que sirvan para estructurar el sector de las artes visuales en Cataluña y para ayudarle a crecer. Asimismo, contemplamos que el evento a subvencionar tenga una vertiente abierta al consumidor final que permita acercar las artes visuales a la ciudadanía desde el punto de vista de la difusión, pero que también ofrezca, si el marco lo hace posible, la posibilidad de la comercialización.
No se trata, por tanto, de una ayuda a las galerías, que ya tienen a su disposición otras líneas de subvención que prestan atención a su programación, a la difusión de su actividad ya la adecuación de sus espacios. Lo que intentamos con esta línea es que los eventos de artes visuales, como Art Photo Bcn y los otros cuatro proyectos subvencionados el año pasado, dinamicen el mercado a través de su función principal: reunir en un tiempo –y muchas veces en un solo espacio– todos los agentes del ecosistema: creadores, críticos, galerías, coleccionistas, museos y otros espacios, compradores y vendedores y expertos. Y esta acción, en un mundo cada vez más globalizado, es esencial porque estimula el circuito local, evidentemente, pero también porque si con nuestro apoyo ayudamos a hacer crecer a estas empresas y sus actividades nos será más fácil situar a Cataluña en el circuito global de eventos de artes visuales. Esto es algo que como Gobierno queremos potenciar porque a la vez ayuda a dar a conocer fuera de las fronteras del país a nuestros artistas, nuestras galerías, nuestros museos y nuestras colecciones.
Desde esta perspectiva, es obvio que el arte no es un sector con compartimentos estancos cerrados. De hecho, como en todos los sectores culturales, es un ecosistema permeable y cualquier acción que ponga el foco en los grandes eventos estratégicos acabará beneficiando también, indirectamente, a las galerías, al igual que las ayudas a galerías benefician al colectivo de artistas.
De un evento como el nuestro se puede derivar un empuje de ayuda transversal a sectores clave del desarrollo cultural. Por un lado, el apoyo a centros de formación y por otro, a la creación de citas culturales que promuevan un tipo de visita fundamentado en la cultura. ¿Se puede llegar a imaginar un combinado de ayudas que promuevan este tipo de acciones de estrategia más compleja? ¿Cómo actúa el ICEC para la creación de este tipo de líneas de subvención tan específicas pero a la vez con una onda expansiva de implicaciones tan imbricadas?
El ICEC ya dispone de diversas herramientas que permiten el trabajo transversal y que apoyan iniciativas complejas que no responden a un único eslabón de la cadena de valor de las artes visuales o de otros sectores. Algunos de los proyectos que se acogen a estas líneas tienen el carácter que mencionas. De hecho, son cuestiones que se tienen en cuenta en el momento de establecer los criterios de valoración, aunque obviamente siempre podrían desarrollarse nuevas líneas más específicas por sector. En cualquier caso, aprovecho para recordar que en el ICEC ya el año pasado diseñamos una nueva línea para proyectos singulares de especial interés cultural, que contempla diversas modalidades, y una de ellas busca claramente apoyar proyectos multidisciplinares donde diferentes agentes, sectores y eslabones de la cadena de valor se den la mano con propuestas que lleguen tanto a otras empresas del sector como a la ciudadanía, que permitan el trabajo entre diferentes sectores y entre diferentes fases del desarrollo cultural y que tengan un alcance más grande.
Además, es importante destacar que desde hace años trabajamos en los llamados Planes Integrales y Planes de Impulso, que surgen del trabajo conjunto y del consenso con los distintos sectores. Ambos son instrumentos de planificación de políticas, programas y medidas de soporte a los sectores culturales; en el caso de los Planes Integrales, se trata básicamente de documentos que realizan una diagnosis del sector en un momento concreto, determinando sus principales retos y carencias. Se trata, pues, de un documento en el que Administración y sector plasman su compromiso y fijan un marco de actuación conjunta que debe permitir trascender las legislaturas y que propone abordar los ámbitos de trabajo prioritarios para el refuerzo y la articulación del sector. En cambio, los Planes de Impulso son, de algún modo, la concreción de estos Planes Integrales en un período y con un calendario concreto, en unas medidas o actividades específicas también pactadas con el sector, con el presupuesto acordado y la identificación de las entidades sectoriales que se hacen responsables. A menudo estas medidas hacen incidencia en aspectos como los que menciones: la formación y la educación, la creación y la producción, la distribución o exhibición, la comercialización, la difusión, la internacionalización…
Una vez se leen las bases de las subvenciones parece todo muy sencillo pero el trabajo que hay debajo de cada línea es inmenso. ¿Cómo se decide el tipo de ayuda que se da? ¿Cuáles son los aspectos de valoración que más destacan de un proyecto para que se valore su idoneidad?
Todo el trabajo que se desarrolla en el ICEC y todas las líneas de subvención que ofrecemos al conjunto del sector cultural -hasta 68 este año, con un total de 76 convocatorias- surgen del diálogo con los agentes articuladores de cada uno de los sectores con los que trabajamos. Por tanto, el tipo de ayuda que se da se adapta a las necesidades del sector, e intenta responder a las preocupaciones de los profesionales que lo integran.
En cuanto a los aspectos de valoración, dependen de cada línea, pero deben servir para poder evaluar objetivamente las solicitudes que lleguen. Es importante destacar, desde este punto de vista, que la mayoría de nuestras líneas de ayuda son de concurrencia competitiva –es decir, los proyectos de las empresas solicitantes compiten entre sí por recursos que siempre son finitos– y la valoración la realiza una comisión especializada y paritaria formada por expertos externos y por técnicos del ICEC. Sus valoraciones, siempre razonadas, determinan quiénes reciben una subvención y de qué importe. Las bases de las ayudas siempre especifican los criterios que se valoran y la puntuación que se otorga a cada criterio; en ese aspecto es un proceso transparente.
Nuestra intención va siempre enfocada a crear comunidad junto a diversos sectores del mundo de la imagen y con circuitos tanto nacionales como internacionales. Crear un punto de encuentro que permita conocer y conocerse dando especial visibilidad a nuestra realidad más cercana. ¿Ligan este tipo de perspectivas con las que se promueven desde el ICEC? ¿Cómo encaja este ideario con la política cultural global de la Generalidad de Cataluña?
Hace un tiempo, en una entrevista a Carles Taché en su blog, leía que “la importancia de una feria no es el tamaño, sino la calidad y la selección”. Y, yo añadiría, la capacidad de convocatoria de esta feria y la calidad de los profesionales que aportarán y que le ayudarán a ser sostenible. Si los eventos de artes visuales tuvieran esta capacidad ya no nos necesitarían, pero esto, en nuestro país, todavía está lejos de ser posible. Pero sí que nos va a gustar poder comprobar, con los años, que ha habido una evolución en este sentido.
La línea de subvención a eventos de artes visuales de arte interés cultural y de carácter estratégico, a la que se ha acogido, establece que uno de los factores determinantes para recibir la ayuda es el interés cultural y artístico del evento, y en concreto destacaría que a tal interés contribuyen aspectos como la repercusión del evento en el contexto del sector de las artes visuales –es decir, el número de profesionales, entidades, organismos y otros agentes implicados, así como el impacto global del evento en el sector profesional.
Por tanto, la organización de eventos de gran calidad, con incidencia inmediata en el entorno más cercano y en el circuito local de las artes visuales, coincide plenamente con los objetivos del ICEC y del Gobierno. Quiero recordar aquí que uno de los ejes de legislatura de este Gobierno, en cultura, es la creación de un sistema cultural de referencia, lo que implica llevar a cabo una de las misiones del ICEC para las artes visuales: fortalecer el tejido empresarial, fomentar su profesionalización y acompañarlo para que se convierta en un verdadero articulador de las artes visuales del país.
¿Debe ser la implicación público-privada la que empuje de iniciativas como la nuestra? Su trayectoria en uno de los sectores culturales más empresariales, como es el cine, debe darle una visión del tema más estructurada de lo que puede ser la realidad del circuito ligado al coleccionismo oa la imagen fotográfica. ¿Nos queda mucho por aprender y aplicar del sector del cine? ¿Cómo crear industria cultural sin precarizar al sector? ¿Son la creación de demanda y la pedagogía las vías para industrializar un sector cultural tan específico como el de las artes visuales y la fotografía?
Cada sector tiene una idiosincrasia propia y creo que son difícilmente comparables, tanto por el propio proceso de creación y comercialización de sus respectivos productos como por los agentes que participan. Es cierto que muchas capas de la población todavía siguen pensando en las artes visuales como algo elitista, y quizá sea una barrera que hay que romper entre todos, pero ferias y festivales como Art Photo Bcn y otros ayudan a disminuir esta distancia con la ciudadanía.
En cuanto a la precarización del sector, justamente desde el ICEC intentamos lo contrario: profesionalizar el sector y prestigiarlo, y esto puede hacerse con estrategias muy diversas. Una es, evidentemente, la pedagogía y la formación, la educación en el arte, pero hay más. Hay que encontrar fórmulas innovadoras para seguir valorizando un sector que ha realizado y está haciendo grandes esfuerzos para acercarse a amplias capas de la población sin perder ni la calidad ni su sello distintivo.
Por último nos gustaría hacerle una pregunta que hacemos a todo el mundo al final de nuestras entrevistas. ¿Qué debe tener una imagen para conmoverlo?
Si soy sincero, hay dos niveles a la hora de acercarme a una fotografía. En primer lugar debe atraerme algún aspecto estético de la imagen, su composición o luz singular, por ejemplo, o sus protagonistas, sea cual sea su naturaleza. Y en segundo lugar, entro a analizar y valorar qué me quiere estar transmitiendo su autor o autora, cuál es la historia que se esconde detrás, dónde me lleva, qué me sugiere y qué reflexiones o pensamientos me evoca. Si me veo sucesivamente seducido por estos diferentes elementos, y me adentro en la “realidad” a la que me quiere llevar el artista, o aquella que yo elaboro, entonces la experiencia es total y conmovedora.