24 marzo, 2022

Vicenç Boned: «necesito ayudar a desarrollar el atractivo del coleccionismo fotográfico»

Volvemos a hablar con Vicenç Boned, entusiasta e incansable conocedor del medio fotográfico. Sus inicativas tanto desde su galería Tagomago como después en Tagomago Collectors Project se desarrollaron en Barcelona activando y creando red. Ahora se embarca en el equipo de Art Photo Bcn para comisariar la selección del apartado feria. Tras participar en diferentes partes del festival y estudiar el potencial del evento decide sumarse para seleccionar los contenidos de una renovada feria con un formato muy claro y con el objetivo de reactivar la oferta fotográfica de la ciudad de cara a coleccionistas de facetas muy variadas.

¿De dónde viene esa dedicación tuya por la fotografía? ¿Cómo tomaste la decisión de abrir tu primer espacio? ¿Cuándo te decidiste por Barcelona, ¿cuál fue el principal motivo? Eres conocido por recibir y escuchar a autores y autoras. ¿Dónde crees que reside la magia de tu profesión?

En mi historia personal, la fotografía y Barcelona están íntimamente ligadas. Primero porque mi abuelo paterno Vicenç Boned Gil era fotógrafo aficionado. Como muchos catalanes de esta época trabajaba en una empresa textil y el fin de semana era excursionista y fotógrafo. Sus dos pasiones eran las capillas románicas de este país y el retrato. Cuando volvía de vacaciones desde París donde nos instalamos en el 68 por el trabajo de mi padre Vicenç Boned Reig, el piso de la calle Santaló era el escenario de sesiones interminables de retratos, “l’avi Vicenç” era como muchos fotógrafos muy exigente en su preparación. Pero había recompensa con las películas que nos pasaba de Buster Keaton, Chaplin, o El Gordo y el Flaco.

A principios de los años 90, volví a instalarme en Barcelona con Valérie, mi futura esposa, siempre en el mismo piso de la calle Santaló. Y Barcelona nos dejó el sabor de boca de una ciudad con una extraordinaria calidad de vida. Pero por razones económicas, París nos daba más oportunidades y volvimos a mudarnos allí en 1995. Valérie empezó a trabajar en el despacho de relaciones públicas del Festival Visa pour l’Image de Perpignan desde el verano del 94 y visité el festival. Estaban presentes todas las agencias y todos los grandes fotoperiodistas. Hice mis primeras adquisiciones de libros de fotografía. En 1997 una amiga nos invita a la primera edición de Paris Photo. Seguramente fue cuando decidí interesarme por el medio fotográfico, ya no solo como medio de información sino también como posible destino de futuras adquisiciones.

En 2007, decidimos volver a Barcelona con nuestras dos hijas porque queríamos que tuvieran una experiencia bicultural. Nos instalamos y buscamos un proyecto común al que dedicarnos profesionalmente. Habíamos empezado a adquirir obra fotográfica y decidimos involucrarnos totalmente abriendo una galería dedicada exclusivamente a la fotografía contemporánea. Esta linea editorial, al no ser galería de arte a propiamente hablar, me permitió imaginar una primera programación muy ecléctica. La galería se inauguro con una joven artista francesa totalmente desconocida para seguir con un futuro “hit” de mercado: Liu Bolin. En los primeros meses se mezclaron fotografía experimental (Patrick Bailly-Maître-Grand), fotografía de moda (Chico Bialas), y rápidamente incorporamos autores locales con una exposición del ultimo trabajo de Manel Armengol.

La galería tuvo una acogida muy buena del publico barcelonés. Y empezaron a presentarse muchos autores y autoras para enseñar sus proyectos. Entendí enseguida que era una oportunidad única para conocer la creación fotográfica actual y, al no buscar nada en concreto, tuve la libertad de apostar por autores que se presentaron o a los que conocí en ferias i festivales. Y sin lugar a duda me fascino la inmensa calidad de la fotografía española. En los siete años tuve la suerte de colaborar con grandes clásicos como Ferran Freixa, Manel Úbeda o Carlos Pérez Siquier pero también con jóvenes como Cristina de Middel, Txema Salvans o Aleix Plademunt.

Es conocida tu vertiente como coleccionista. ¿Qué tiene una fotografía para que la adquieras? ¿Te influye mucho donde la compras o te mueves por un coup de cour emocional? ¿Qué tenía un autor u autora para que lo fichases en Tagomago? ¿Cómo resumirías el trabajo de un galerista? ¿Crees que se le hace buena prensa al sector? ¿Cómo crees que ven el circuito comercial los autores y autoras actuales?

No empecé siendo coleccionista. Empecé a comprar obra porque me gustaba y me lo podía permitir. Fueron adquisiciones muy “coup de coeur”, muy espontáneas. Vas a una galería, te gusta la propuesta y decides adquirir una o dos para enmarcarlas y colgarlas en casa y disfrutar de ellas. Desde el principio fueron compras humildes porque no podía pagar las obras de grandes maestros. El coleccionismo se construyó durante mas de diez años al final de los cuales me di cuenta que de manera compulsiva había adquirido muchas obras, más de las que cabían en las paredes de casa.

Con Galeria Tagomago quisimos comunicar la pasión por la fotografía que conocíamos a través de la adquisición de obra. Trabajando directamente con los autores aprendi mucho del medio y de sus posibilidades de creación. Creo que lo que buscaba con los autores era honestidad. El lenguaje de la imagen es complejo y muy diverso en técnicas y narraciones. Entonces dentro de la programación buscaba mezclar todas estas posibilidades para que el público pudiera educar su gusto y escoger. Nunca he entrado en temas de estética o formatos o temas de proyectos. Me interesa ver cómo ciertos autores están directamente conectados con lo que hacen y muestran. Y seguramente esta es una faceta del galerista que me gustaba. Hay dos maneras de ser galerista: la primera es tener un fondo de obras de autores reconocidos y desarrollar la labor comercial de venta de obra. La segunda, mucho más complicada es la de trabajar con autores contemporáneos y seguirlos durante su trayectoria. Y esta es seguramente la parte del trabajo de galerista menos conocida y de la que no se aprecia el riesgo. Siempre recordaré una de las reseñas que tuvimos en un periódico, eran dos líneas en la sección Barcelona Gratis… Sí está claro que visitar una exposición en una galería comercial es gratis pero no es el objetivo del galerista, ni la del autor. Muchos no lo entienden. Se usa el termino de “mercado del arte” sin realmente saber lo que es, y aun menos el “mercado de fotografía”…

Eres un ejemplo de cómo interactúan las diversas esferas del circuito de la fotografía, entre lo comercial, lo académico, lo institucional. Si concretamos más en la ciudad de Barcelona, ¿cómo crees que se articula el sector de la fotografía? ¿Cómo se integra de forma funcional la fotografía en el panorama de centros y colecciones actual?

Desde el principio me involucré mucho en todas las facetas de este medio. Tiene muchas ramificaciones, porque es un lenguaje de pensamiento, de documento periodístico, de creación artística, de experimentación, de enseñanza, una herramienta profesional para moda, arquitectura, interiorismo, publicidad, propaganda política, etc. Hay una industria detrás. Lo que lleva a tener muchas propuestas diferentes alrededor de la misma palabra. Hay museos, centros de arte, ferias, festivales, galerías, escuelas, laboratorios, estudios, comisarios y críticos independientes, historiadores, conservadores, editores. Entonces considerar la fotografía únicamente como arte es la mayor equivocación que se pueda cometer. He estado en muchísimas reuniones del Comité d’Impuls del Pla Nacional de Fotografía de la Generalitat de Catalunya. Se han mejorado cosas y quedan muchas más por hacer. La parte más visible de integrar la fotografía en el discurso de los museos y colecciones ha sido la mas sencilla. Y en este país tenemos que darnos cuenta de que tenemos un tesoro. Ha habido calidad, la hay y la habrá.

Hace poco salió un titular sobre Barcelona como capital de la fotografía. ¿Es posible? ¿Tendemos a acomplejarnos comparándonos con otras realidades? ¿Hay en Barcelona tanta oferta como para pensar en un evento global de fotografía?

Barcelona no es capital de la fotografía, esto es un titular periodístico con el complejo clásico de no ser ni París, ni Londres, ni Berlín, ni Nueva York. Pero no hay que acomplejarse de ser Barcelona. Lo que pasa es que el reconocimiento tiene que pasar por el hecho de que los propios barceloneses se crean este tesoro. La diversidad de propuestas no es buena ni mala, lo que puede ocurrir es que sin conocimientos no se puede distinguir la diferencia entre las propuestas. Creo que Barcelona es un sitio ideal para un gran evento como un festival, pero hay que tener muchos apoyos porque hay mucha competencia y en el mundo no han esperado para crear eventos muy importantes.

En lo que se refiere a una feria dedicada mas específicamente a las ventas, es un tema muy delicado. Hay muy pocas ciudades en el mundo donde exista un real mercado de la fotografía. Paris, Nueva York y para de contar. Pero creo que se puede sostener una pequeña feria dedicada a un coleccionismo de fotografía con autores y autoras de calidad.

Si miramos el circuito de festivales y ferias de fotografía la variedad es inmensa y te has vinculado a algunos de ellos. Has participado de diversas formas, ¿cuál ha sido tu experiencia?

Me interesa la propuesta Art Photo Bcn porque necesito ayudar a desarrollar el atractivo del coleccionismo fotográfico aquí. De las ocho ediciones, he estado en algunas como simple visitante, he sido cliente al adquirir algunas obras y libros, he sido galerista presentando un stand, y he participado de alguna charla. Siempre me ha gustado porque me encuentro muy a gusto con todos los que participan. Es un lugar ideal para hablar, encontrarse con el sector y hacer descubrimientos.

¿Qué idea tienes en mente para una feria especializada en fotografía en Barcelona? ¿Qué se les va a ofrecer a los visitantes que defina su interés hacia Art Photo Bcn?

Creo que busco un equilibrio en la propuesta que sea de dimensión humana y cercana, aunque no descarto alguna galería internacional. Me gustaría poder ofrecer una visión muy clara de una feria. He visitado muchas y a menudo los visitantes no entienden lo que tienen a la vista. El esquema ideal es que cada galería presente a pared un solo autor/a para esta feria, comunicando también con que autores trabaja y con qué linea editorial. Intentaré que la visión global dé una buena idea de lo que ofrecen las galerías actuales.

Para acabar la pregunta obligada, ¿qué debe tener una imagen para conmoverte hoy en día?

Es LA pregunta… tengo la suerte de estar muy abierto a la imagen, y al haber visto miles de fotografías y conocer muchísimos autores y autoras he podido educar mi gusto y desarrollar algunas lineas de interés. Me gusta mucho el retrato, pero también la fotografía documental. Tengo una pasión por la experimentación, por los autores que no tienen miedo a equivocarse, por los que cuestionan la imagen misma. Pero lo más importante es saber conmoverse por una imagen. Siempre me refiero a un manual del comprador de fotografía que editó en Nueva York la asociación AIPAD (Association of International Photography Art Dealers) en la que establecen todos los criterios de valoración de una fotografía. Pero concluyen que el único criterio válido para la adquisición de una fotografía es que te guste.

¡Consulta aquí la convocatoria para participar en la feria!

Fotografía portada © Toni Amengual