Desde que se licenció en biología por la Universidad de Barcelona se ha dedicado a estudiar a la especie humana a través de su cámara, con una mirada ácida, irreverente y necesaria. Toni Amengual se retrata a sí mismo en sus trabajos. Su fotografía se centra en el comportamiento humano, con una visión crítica de la sociedad occidental contemporánea. Se define a sí mismo como activista visual, con lo que quiere dar entender que la fotografía es sólo la última capa de sus trabajos. El resultado final que presenta ante el espectador. Para ello Amengual utiliza todo tipo de estrategias y recursos comunicativos, hasta el de convertirse en actor de sus propios proyectos. Libros, exposiciones y talleres que pretenden estimular el pensamiento crítico.
Para la quinta edición de Art Photo Bcn Toni Amengual realizará el taller “QUE VEAN TU TRABAJO TE HARÁ LIBRE” cuyo objetivo es dar herramientas para dar a conocer nuestro trabajo dentro de los diferentes circuitos fotográficos que existen.
¿Cuándo haces el cambio de las ciencias a la parte más creativa?
Para dedicarse a las ciencias hay que ser muy creativo. Y más en este país cuyo gobierno maltrata por igual el campo de la ciencia como el de las artes. A los dieciocho años me di cuenta que lo de ser astronauta era bastante complicado en una isla perdida en mitad del Mediterráneo. Entonces decidí que me dedicaría a algo que me permitiese darle vueltas al planeta ya que no podía salir de él, al menos a corto plazo, ahí entró la fotografía. Soy de ideas fijas hasta que encuentro alguna mejor.
Cursé mis estudios de biología y fotografía de forma simultánea. Así que no hay una división como tal en mi práctica. Eso sí, a la hora de tenerme que ganarme la vida con algo me decidí por la fotografía porque la ciencia suponía muchas horas de laboratorio y procesamiento de datos, y yo lo que quería era dar vueltas. Ahora me doy cuenta de que la ley que se aplica en el campo del estudio científico, 10horas de laboratorio o procesado de datos por una hora de campo, también se cumple en fotografía.
¿Aplicas metodologías propias de las ciencias en tus proyectos creativos?
El proceso de trabajo está directamente basado en el método científico porque es como aprendí. A base de hipótesis de partida que me esfuerzo por demostrar. Porque esa es otra, la ciencia no es la verdad absoluta, es una verdad relativa dirigida por la comunidad científica.
¿Es muy distinto el statement del mundo científico del mundillo fotográfico o pecan de los mismos fallos y egos?
A parte de varias estancias como becario en el extranjero durante la carrera nunca he ejercido en el campo científico. Pero por lo que vi en la facultad y lo que sé de colegas que han seguido en el campo de la ciencia, al final todos somos humanos, y los comportamientos humanos se encuentran en todos los colectivos. Además como decía, la precariedad y las condiciones de trabajo que se dan en el campo de la investigación científica son muy parecidas a lo que sucede en el campo del arte. Está claro que la investigación en grandes compañías farmacéuticas es otra historia, pero supongo que podríamos equiparar eso a la fotografía de moda o de producto. Así que diría que sí. A mi modo de ver las dinámicas de comportamiento humano son similares en todos los colectivos.
¿Qué tiene un proyecto tuyo que lo defina?
Que sale de mi inquietud personal. De mi necesidad de conocer, conocerme y expresar lo vivido.
¿Hacia donde apuntas con tus nuevos proyectos?
No me gusta apuntar, intento ejercitar al máximo mi capacidad de memorización y retención. Algo que por cierto me parece que está demasiado devaluado en el sistema educativo actual. Por eso me centro en retener y memorizar para acabar haciendo aquello que he logrado componer con todo lo retenido. Después ya veremos donde acabará todo. Con el tiempo he aprendido a no crearme expectativas porque la resaca es lo peor.
En muchos proyectos juegas con la idea de activar al espectador, crees que solemos ser unos espectadores pasivos de la realidad?
Me interesa generar reacciones y que quien vea mi trabajo no se quede indiferente. Por eso la voluntad de que el espectador no sea un observador pasivo. Lo de “solemos” generalizando me recuerda a un chiste que dice: – Pepe, ¿tú sabes cómo se llaman los habitantes de Benidorm? – Pepe se queda pensativo y finalmente dice – todos no.
Se te conoce por tu capacidad de realizar multitareas en tus proyectos, por autoeditarte con éxito.
Y yo que me alegro, pero defíname éxito.
Tengamos por éxito a libros que se agotan y que llegan, por lo tanto, a manos del público que los ve como productos con un valor creativo destacable, no? ¿Crees que el fotógrafo debe asumir estas múltiples tareas para poder asumir luego el trabajo dentro de un equipo?
Supongo que los verdaderos fotógrafos. Esos que hacen fotografías de verdad no les hace falta hacer todo lo que no sean fotos, porque pueden acceder a editoriales que editen sus libros. Editoriales que apuestan por su trabajo e invierten dinero, medios, personal y conocimiento en hacerles libros. Editoriales que además cuentan con un equipo de diseñadores, un equipo de comunicación, un equipo de distribución, y que a final de año pasan cuentas y pagan regalías a esos fotógrafos por sus fotos de verdad con los que han hecho libros de verdad. Y gracias a esas fotos de verdad los verdaderos fotógrafos ganan dinero de verdad que luego no tienen que pagar a la misma editorial u otras para que les publiquen libros con su trabajo. Que suerte tienen los fotógrafos de verdad.
Mi caso está lejos de eso, porque como de momento todavía no he hecho fotos de verdad, decidí liarme la manta a la cabeza y ponerme todos esos equipos sobre mi espalda y hacer todo ese trabajo. Para todo eso influyó mucho el ejemplo de muchas otras fotógrafas y fotógrafos que antes que yo tomaron esa dirección porque al final la industria del fotolibro la están levantando esas personas que van por libre. Aquí entra genial este link de Frank Zappa, habla de la industria musical, pero siempre he pensado que es más que aplicable a la producción actual de fotolibros. Si Mahoma no va a la montaña, vámonos a la playa.
¿Aconsejas pasar por la autoedición y distribución? Explícanos los pros y contras del trabajo en solitario.
Sí. Tomar responsabilidad sobre tu trabajo es algo que te ayuda a tener claro que es lo que haces. Que quieres y como lo quieres. Autoeditar es un aprendizaje que recomiendo a todo el mundo al menos una vez para conocer en que consiste. Tengo amigas y amigos que corren maratones para realizarse. Yo me autoedito. Pero es algo bastante parecido. Una prueba de resistencia y autoconocimiento.
Editar siempre es un trabajo colectivo. Que nadie se equivoque, yo no he hecho ni uno sólo de mis proyectos solo. Aunque al final el que los acaba firmando soy yo, pero siempre hay gente involucrada en mis procesos creativos. Empezando por las personas que salen en mis fotografías y pasando por un grupo de amigas y amigos que también son grandes profesionales de la imagen, el diseño, la preimpresión… Ningún hombre es una isla, aunque algunos hemos nacido en ellas.
Más que trabajo solitario yo prefiero definirlo como trabajar de forma independiente, es diferente a solitario. De esa manera lo que ganas es que todas las decisiones finales recaen sobre ti. Y que los tempos también dependen de ti y tú economía. Contras, que necesitas estar muy centrado y focalizado en todo ese proceso, algo de lo que se aprende mucho, pero que te resta energía y tiempo de dedicarle a otros procesos de producción fotográfica o de desarrollo de ideas y proyectos.
¿Hay demanda para tanta producción de fotolibro?
No lo sé. No he hecho un estudio de mercado sobre el tema como debería. Habría que preguntar sobre eso a las editoriales de verdad, que siempre se quejan de lo mal que está todo, pero ahí siguen. O sea que al final igual no está todo tan mal, sino que desde arriba nos dicen que todo está muy mal para que no pidamos lo que es nuestro. Un trato justo por ser los que aportamos la materia prima y la mano de obra a todo el engranaje.
¿Estamos preparados para absorber tanta autoedición y tanta editorial?
Personalmente pienso que la creación nunca sobra. Bienvenido sea todo el mundo a crear, expresar y desarrollar propuestas. Eso sí, aprendamos también a tener autocrítica. A partir de aquí que cada persona haga lo que crea con sus fotos. No se trata de si estamos preparados para absorber, sino si estamos preparados para generar y llevar nuestro trabajo hasta al público. Para ello hay que sincerarse y pensar si realmente lo que voy a aportar es necesario.
¿Es la distribución el talón de Aquiles de la producción fotográfica?
Entiendo la producción fotográfica como un todo. El talón de Aquiles puedes estar escondido en cualquiera parte del proceso. Cualquier paso en falso puede hacer que el trabajo no llegue a puerto, si es que hay algún puerto al que llegar. Porque hablando de Aquiles supongo que nadie aquí es Ulises. Tal vez la distribución sea de las fases de un proyecto la parte más difícil o menos agradecida para las personas creativas. Ahí es donde han entrado históricamente la figura del intermediario, con todo lo que esta comporta.
¿Qué papel te parece que juegan los festivales?
Los festivales es un lugar de encuentro y relación que propician que los agentes activos del sector se conozcan, se conozcan los trabajos y de ahí puedan surgir colaboraciones y nuevas experiencias. Pero seamos sinceros, detrás de esa idea ideal la verdad es que las posibilidades son pocas. Y de alguna manera los festivales, sobretodo los de fotografía emergente, están montados en parte como una estructura piramidal cuya base son la cantidad de personas que tienen la ilusión de hacer de la fotografía su forma de vida. Eso tendría que repensarse. Si realmente se quiere apoyar la fotografía emergente lo que hay que hacer es dar recursos a esas personas para que trabajen más y mejor. No ofrecerles trabajo no remunerado o incluso tener que pagar para ser tenidos en cuenta.
¿Algunos consejos para los participantes?
Ir sin expectativas y que aprendan de todo lo que supone la estructura y el engranaje del festival. Que sepan que están aportando la materia prima.