13 marzo, 2019

Pedro Torres: «Todos buscamos el inicio o la continuidad de un proyecto en un visionado»

Para la sexta edición de Art Photo Bcn vuelve a nuestro equipo una de las personas que fue clave en el desarrollo de las primeras ediciones. Desde la idea inicial, Pedro Torres nos ha ayudado a formalizar y realizar nuestro proyecto haciendo crecer las actividades y repercusiones de nuestro festival. Autor, comisario independiente y gestor cultural vuelve a formar parte de nuestro comité de selección y con él queremos completar una mirada fresca en búsqueda siempre de lo más nuevo en fotografía y más concretamente en el formato libro, que tan bien conoce. Tras su paso por la coordinación de ArtsLibris y formando parte del equipo de trabajo de Blueproject Foundation queremos que conozcáis un poco mejor a este brasileño afincado y gran conocedor de Barcelona, uno de los activadores desde puntos muy diversos del panorama fotográfico. Una de las personas que mejor ejemplifica el trabajo colaborativo, una nueva forma de hacer y filosofía que enriquece todos los proyectos en los que participa.

Has participado en las primeras ediciones del festival, en la primera como expositor y en las tres siguientes en el comité de selección, diste un taller y te has implicado siempre para todo. Cuéntanos como te uniste al festival y como ha ido desarrollándose tu trayectoria en paralelo. ¿En qué andas ahora?

Con el festival fue un acercamiento natural por el hecho de conocer a Isabel Lazaro. Recuerdo con cariño la primera edición en la que comisariaba una pequeña muestra de fotos de Leafhopper project (Blanca Galindo y David Simón Martret). Luego formar parte del comité de selección también fue una tarea muy interesante. Siempre he defendido mucho las convocatorias en general y poder acceder a los variados proyectos que se presentan, además del trabajo y la responsabilidad que conlleva, es un placer.

Desde entonces he estado vinculado a varios proyectos, de forma independiente/puntual o como un trabajo más estable, como ha sido la coordinación general de ArtsLibris en Barcelona y Madrid, por dos años, y actualmente en la Blueproject Foundation. Como comisario he podido llevar a cabo proyectos vinculados a la fotografía y a la imagen, centrándome en un formato específico como el impreso; hablo, por tanto, de fotolibros y publicaciones de artistas. Estos proyectos han sido expuestos en Sala Muncunill de Terrassa y la feria ArtBo, en Bogotá. Además he realizado una exposición online para el portal Fotografia a Catalunya.

¿Cómo crees que ha evolucionado Art Photo Bcn? ¿Crees en los beneficios de crear comunidad que quiere promover el festival?

Art Photo Bcn es un proyecto joven y como tal ha ido experimentando en formato y lugares. Está bien tener la posibilidad de ir ajustándose a la realidad local y apostar por aquello que a lo largo de las ediciones va funcionando mejor. Los cambios de sede quizás también reflejan las dificultades que algunos proyectos culturales encuentran en afianzar su espacio, pero también son un reto del cual sacar provecho para cada nueva edición.

El hecho de crear comunidad me parece imprescindible en un proyecto como este. Creo que la idea de festival (de lo que sea) remite exactamente a esa idea de reunión de un grupo de personas en un determinado tiempo y espacio. La fotografía es el motivo que agrupa los intereses del festival y su público, más o menos especializado. Y aquí me parece importante resaltar la idea de comunidad como algo abierto y receptivo, para que el proyecto crezca en muchas direcciones.

Conoces de cerca a muchos de los autores y autoras que han pasado por los visionados, ¿cómo marca la trayectoria de éstos la participación en festivales? Como autor y comisario, ¿qué buscas cuando te presentas a un festival?

Los visionados son un momento importante de comunicación para los autores. De enfrentarse al otro (quien fuera) para presentar un proyecto y ver hasta qué punto el resultado es el esperado (o no). Un momento para explicar pero también escuchar (y actuar). Me acuerdo de una charla de Cristina de Middel en la que explicaba cómo un visionado en concreto influyó mucho en su trayectoria, por haber mostrado en ese momento su autoeditado The Afronauts a Martin Parr y esto fue el inicio de muchas otras cosas para ella. Supongo que todos buscamos el inicio o la continuidad de un proyecto en un visionado, poder tener la oportunidad de discutir sobre un trabajo y sacarlo adelante. En función de la fase en que esté, esto puede significar un camino u otro. Creo que también es interesante saber reconocer, como autor y comisario (o programador), las diferentes posibilidades que un proyecto puede llegar a tener (publicación, exposición, formación, etc.).

Los primeros autores que presentaste en Art Photo Bcn fueron Blanca y David de Leafhopper project. Tras aquella primera edición se presentaron en los visionados y esta edición contamos con ellos con una exposición en Parc Sandaru. Como ves su trayectoria? Te sientes parte de su desarrollo? Sigues colaborando con ellos?

Con Blanca y David siempre ha habido una conexión especial, personal y profesionalmente. Me siento bastante afortunado de haber sido y ser parte de su trayectoria, aunque no sea directamente a veces. Ambos tienen sensibilidades muy afines y con Leafhopper han sabido conjugar lo mejor de los dos hacia intereses comunes, con un fuerte componente social en sus proyectos, pero desde una posición muy cercana a sus retratados, como en Blue Boy o Krokodil. Han participado en numerosos visionados, festivales y exposiciones. Me hubiera encantado ver su última exposición It’s a Wonderful Life, en el Centro Párraga, un proyecto sobre el que estuvimos hablando en varias ocasiones, con algún visionado informal, y que finalmente se está exponiendo, tomando configuraciones diversas según donde se muestre. Así que espero con muchas expectativas su exposición en el Parc Sandaru para el festival. Muy recomendable!

En tu trayectoria hay de todo, gestión, comisariado, autor, editor, después de tocar todos los palos, en un mundo ideal ¿con cuál te quedarías?

Me quedaría con la de autor, porque al final es una visión personal la que transmites. Pero sin olvidar que en todas estas facetas siempre puedes actuar de forma creativa y encontrar tu propia manera de hacer las cosas, un gesto propio que se te reconozca.

Como gestor has participado en eventos de dimensiones enormes y en otros de medidas más modestas. ¿Con cuál te quedas? ¿Cómo es el trabajo de la gestión a gran escala?

Cada proyecto tiene su particularidad e independientemente de la escala para mí es importante hacer un buen trabajo. Hay que saber reconocer el contexto, saber ubicarte, los recursos con los que uno cuenta, las responsabilidades, las capacidades, etc. El equipo de personas es fundamental. Ya sabemos la dimensión económica y laboral de la mayoría de los proyectos culturales, así que cada persona involucrada es gran parte de la cadena. Cuando trabajas a gran escala entras en contacto con muchos otros círculos (proveedores, instituciones, etc.) y la coordinación entre equipos es primordial. La comunicación ha de ser efectiva y ajustada a tu interlocutor. También depende de la posición en la que te encuentres en el proyecto, pero hablando de la gestión o coordinación general, estás en medio y debes facilitar que todo fluya.

Como comisario has tratado eminentemente el tema del libro y la autoedición. ¿Estamos realmente en la edad de oro del fotolibro español? ¿Cómo definirías el momento de producción y distribución del libro de fotografía?

No sabría decirte si es la edad de oro ahora mismo, porque no sabemos que pasará en el futuro. A lo mejor lo consideramos ahora como un momento excepcional es la semilla de un movimiento de producción que irá a más. Ya lo veremos de aquí a algunos años. Pero sí estamos en un momento de producción y distribución de libros de fotografía (y quizás podamos extenderlo a publicaciones de artista en general) bastante fértil. Ya sabemos que como autores podemos, tenemos los recursos y la capacidad, nosotros mismos publicar e incluso distribuir nuestros libros. Hay que pensar en la otra punta, en el público. Que tenga la capacidad de adquirirlos, de valorarlos, de quererlos. Así como para otras cosas, la educación (cultural) es clave en este sentido. Podemos generar un mercado sobresaturado de producción y no tener salida para la misma. De todas maneras, me parece fundamental que sigamos produciendo y que haya cabida a los diferentes proyectos, en diferentes escalas, desde un fanzine autoeditado a publicaciones de grandes editoriales. Como autor has lanzado tu fotolibro y has participado en diferentes ediciones colectivas.

Conoces los flujos de trabajo del mundo libro así que es inevitable preguntarte: ¿editorial o autoedición?

Depende mucho del proyecto, de las ganas, expectativas y posibilidades que tenga el autor. Ambos ofrecen ventajas y desventajas en el proceso. En la autoedición, puedes tener el total control de tu libro, pero esto puede ser jugar a favor o en contra. Con una editorial, lo mismo: se espera que los diferentes agentes colaboren positivamente al proyecto (normalmente sí), pero puede darse el caso de cambios o negociaciones inesperadas. Normalmente una editorial tiene un proceso de distribución más organizado y eficiente que un autor por su propia cuenta. También es cierto que hemos visto casos de libros autoeditados que han tenido un éxito total, y muchos libros con grandes editoriales por detrás quizás no lleguen a tener tanta atención. Está claro que autoeditarse es un esfuerzo muy grande por parte del autor y que dentro de la autoedición hay proyectos de escalas muy distintas.

Publiqué mi libro some time hace años ya, pero sabiendo muy bien de donde partía y qué pretendía con ello. No soy fotógrafo pero utilizo la imagen como medio, soporte, resultado en algunos proyectos y quería experimentar con el formato libro impreso. Estoy a punto de lanzar otro proyecto, Décalage, donde vuelvo a utilizar el libro como medio para una narración que combina texto e imágenes de archivo, sacadas de internet. Será nuevamente autoeditado porque me permite pensar este proyecto de manera integral, en mi caso, más como una obra (que luego será múltiple).

Y para acabar la pregunta de rigor, ¿qué tiene que tener una imagen para que te conmueva?

Es difícil definir algo en concreto y que encuentres lo mismo en todas las imágenes. Me gusta que hayas utilizado el verbo conmover. Creo que una imagen, que sea significativa para ti, ha de conmover, resonar en ti. Esta resonancia es fundamental y puede cambiar. Porque cambiamos con el tiempo y resonar es entrar en cierta consonancia en tiempo y espacio con algo.

Me viene a la cabeza, inevitablemente, el punctum de Barthes, descrito en su maravilloso libro La cámara lúcida. Su último libro y de carácter mucho más personal, donde teoriza sobre esta cosa, este algo, que encuentra en las imágenes y que le provoca algo. No será lo mismo para ti y para mi delante de la misma imagen, puede que tampoco a lo largo del tiempo. Es algo que queda, que cala. Muchas veces el motivo porque uno, al menos yo, compra un libro (fotolibro o publicación de artista), porque al hojear las páginas de repente algo te atraviesa.