5 abril, 2019

Paco Gómez: «Yo ya hacía crowdfundings antes de que conociera la palabra»

Paco Gómez es un creador de perfil híbrido. Podemos creer que se ha especializado como fotógrafo en un género tan concreto como apasionante, la novela fotográfica o novela ilustrada que le permite jugar con la escritura y la imagen a partes iguales. Pero su perfil va más allá. Escritor, editor, diseñador de exposiciones y mucho más. Ha editado títulos tan curiosos como intrigantes, desde Los Modlin (libro con App incluida), Volverás a la Antártida o Proyecto K, en los que nunca acabas de saber donde está el límite entre la realidad y la invención.

Contaremos con Paco en la sexta edición de Art Photo Bcn donde nos explicará como ha realizado diversas campañas de crowdfunding de forma exitosa a través del taller «Estrategias para un crowdfunding cultural«, un taller tan necesario en estos días de precariedad y autofinanciación en que nos toca vivir y desarrollarnos. Además, será el encargado de presentar el libro del polémico blog Cienojetes o el gatillazo de la fotografía española. Hablamos con él de fotografía, circunstancias y mucho más.

Eres un fotógrafo de perfil amplio. Escritor, gestor, editor, diseñador de exposiciones, agitador… ¿con qué faceta te encuentras más identificado?

Pues depende de lo que esté haciendo ese día. Cada día me pongo un traje diferente, un día soy fotógrafo, otro diseñador, una mañana trabajo de librero y otra me dedico a escribir. A mi hijo le preguntaron una vez en el colegio a qué se dedicaba su padre y como no supo definirlo dijo que jugaba al baloncesto.

¿En qué panorama te ves más tú mismo? Eres muy creativo en tu forma de gestionar los proyectos, ¿de dónde te viene esa inspiración?

La personalidad se forja en la infancia. Yo creo que lo mío viene de los veranos de niño en las casas de mis abuelos. Unos vivían en una casa perdida de la sierra de Gredos y los otros aislados por un embalse, teníamos que ir en barca de remos para visitarlos y la comunicación con ellos se establecía en unos gritos ancestrales de lado a lado del pantano. No había electricidad ni agua corriente. A mí que me encantaban la televisión y los cromos, vivía los veranos con una ausencia de imágenes total. Con esa precariedad, las historias de ovnis que visitaban esos lugares remotos y las legendarias de los maquis que se contaban junto al fuego me dejaron un poco trastocado. También influye el haber trabajado buena parte de mi vida en la oscuridad del laboratorio de Castro Prieto, en esas tinieblas y viendo emerger imágenes constantemente la imaginación vuela.

Tu formación, más allá de la fotografía, ¿te aporta una mirada más transversal del medio?

A la fotografía llegué de forma autodidacta. Estudié ingeniería de caminos y en la escuela me apunté por una casualidad a la asociación fotográfica. Cuando presencié la imagen aparecer en una cubeta del revelador quedé alucinado. Mi contacto con la fotografía desde entonces siempre ha estado influido por ese momento de contacto con lo mágico. Somos muchos en la fotografía que venimos de las ciencias y nuestra formación influye en nuestra forma de afrontar esto. Por ejemplo tendemos a relativizar la importancia de la autoría y tenemos más capacidad de optimizar recursos para los proyectos. Luego tenemos otras taras, pero esas no las digo.

En todos tus libros se ve tu presencia de una forma muy importante. El lector se siente definido y estimulado por la sombra del autor. ¿Es realmente real todo lo que nos cuentas de cómo surgen tus proyectos?

Yo diría que son reales, pero quien soy yo para decir qué es la realidad. Lo cierto es que lo cuento como lo he vivido, y lo intento hacer de la forma más sencilla, como si lo estuviera contando en la barra del bar.

¿Hay alguna faceta o circunstancia que has acentuado o adornado un poco más de la cuenta?

Seguro que me he adornado de más, pero eso no lo puedo decir yo, eso lo dicen los demás. Como soy muy grande, los que piensan eso no se atreven a decírmelo a la cara, así que no lo puedo contestar. Cuando escribes te expones mucho, a menudo te caes mal releyéndote. Por eso los fotógrafos tienden a decir aquello de que las imágenes hablen por mi. Es pura vaguería, pero deberían liberarse porque el verdadero poder de la fotografía está en la evocación del pasado y sus posibilidades narrativas, que sin el apoyo de textos, generalmente cojea.

¿Los límites entre la arqueología de la historia y el sueño se diluye o lo diluyes intencionadamente?

Mi forma de trabajo es estirar la realidad para llegar a la ficción. Me obsesiono con algo y lo investigo hasta el límite. A partir de la observación de la fotografías descubro detalles que magnifico. Ahora me he comprado una lupa y no sabes las cosas que se descubren solo mirando una fotografía de cerca. Esa persistencia en observar la realidad, ese amasado sin sentido de sus elementos, provoca un efecto mareo en el que no sabes qué es real y qué no. Yo a veces tampoco.

Has trabajado el álbum familiar y la apropiación de imágenes de una forma muy acertada, incluso las fotografías por encargo a terceros para usarlas en una narración tuya. ¿Con qué te quedas, el momento del click o la reflexión sobre el material existente? ¿Cuál es el favorito de tus proyectos? ¿Cuál es el que más te ha costado desarrollar?

Me mola fotografiar y dejarte llevar por el azar pero prefiero hacer físicas imágenes que antes he imaginado en mi cabeza. No tengo un proyecto favorito y mentiría si dijera que uno me ha costado desarrollar más que otro porque no me gusta sufrir, y las cosas las hago siempre para divertirme.

Tus crowdfundings son muy conocidos y han demostrado que es una fórmula que funciona. Nos propones un taller para conocer tu experiencia y promover esta forma de financiación de proyectos. ¿Crees que la crisis económica nos ha hecho agudizar el ingenio? ¿Podemos pensar que el ser hijos de la crisis nos ha hecho más valiosos o polivalentes? ¿La autoedición a través del crowdfunding es la adaptación al medio más adecuada con la que nos está cayendo? ¿Aporta esta estructura de financiación una libertad mayor a los creadores y un mayor control del resultado final?

Yo ya hacía crowdfundings antes de que conociera la palabra. Mi viaje a la India en 1998 me lo financié haciendo 50 libros de fotografía que positivé a mano en el laboratorio de casa. Se lo vendí a mis amigos por 2000 pesetas y con eso me pillé el billete de avión. En realidad cambiaba el resultado de mi trabajo por dinero. Un crowdfunding cultural es eso. Trabajas para contagiar una idea y te comprometes a entregar un producto de calidad en el tiempo convenido. Es un trueque que en mi opinión tiene mucho más sentido que los métodos clásicos utilizados para hacer libros de fotografías. Nuestra generación ha aprendido que el único método de supervivencia es el convertirnos en hombres orquesta. No dependemos de las instituciones, ni de las becas, ni de la competencia. Yo no voy a esperar ni a lamentarme de la falta de apoyos para sacar adelante mis proyectos, la vida es muy corta y lo que se me ocurra lo seguiré haciendo con mis medios. Claro que hay un mayor control del resultado final, en mi caso tomo todas las decisiones y asumo los errores que contienen. Me gustan los proyectos personales imperfectos y los prefiero a esos productos híbridos que responden a modas o a intereses políticos o editoriales.

Las redes han cambiado nuestra forma de relacionarnos. Algunos las señalan como causantes de la pérdida de las relaciones personales y otros como el gran amplificador de voces. ¿Con qué opción te quedas? ¿Cómo usas las redes sociales? ¿Has encontrado en las redes sociales el amplificador que buscabas para la distribución de tus proyectos? ¿Cómo te has adaptado al medio?

Las redes son como la fuerza de los Jedi en Star Wars. Está la fuerza y está el reverso tenebroso de la fuerza. Sería estúpido no reconocer el poder de conexión de las redes sociales, la capacidad que tienen para difundir tu mensaje a aldeas lejanas y conectar con gente que tiene tus intereses y a la que sería imposible llegar. Pero luego tienen una parte oscura. Su uso excesivo nos desconecta de la realidad, la dependencia del like que nos convierte en drogadictos del afecto o la forma de exposición desnuda ante los ojos del mundo de nuestra forma de pensar o de ser. Tenemos en nuestras manos una espada láser pero hay que usarla con criterio. Yo en las redes sociales he empezado tarde y como siempre he aprendido su uso de forma autodidacta. Estoy en la mitad de mi aprendizaje así que no estoy en condiciones de dar lecciones.

En el festival vas a presentarnos el libro de Cienojetes o el gatillazo de la fotografía española. ¿Cómo te vinculas al blog? ¿Y a la edición del libro? ¿Qué relación has tenido con los autores? ¿Y con los contenidos? ¿Cómo has vivido la creación y publicación del blog teniendo en cuenta que conoces a la inmensa mayoría de los que eran satirizados? Ahora que se conoce la autoría del blog, ¿crees que seguiría siendo necesaria su existencia? ¿Cómo surge la intención de reflejarlo en formato libro?

Yo de Cienojetes era fans, con s. Me gustaba como trataban con humor e inteligencia la fotografía española. Me encantaba como hacían parodia de este micromundo cargado de ínfulas. Una vez les conocí en Murcia durante una presentación de Los Modlin. Hice una gracia y presencié como en el público dos personajes se sonrieron mirándose con complicidad y dije: son ellos. Durante años fui uno de los que preservé su identidad. Soy muy de superhéroes y creo que su blog tenía que seguir funcionando desde el anonimato. Hubo gente que se tomó mal sus críticas pero eso no hacía más que darles la razón.

La idea del libro fue suya y yo acepté porque me parecía que el blog era efímero y tenía que quedar un registro físico de lo que supuso Cienojetes. Mi trabajo de editor ha sido muy creativo, hemos editado las entradas del blog suprimiendo muchas de ellas y editando tanto el contenido como las respuestas de los lectores. Hemos creado, robado y editado las imágenes en conjunto y nos hemos reído mucho haciéndolo que es lo importante. No creo, y ellos tampoco, que Cienojetes sea necesario ahora. Su nacimiento fue consecuencia de una burbuja en la fotografía española que ha perdido fuelle, responden a un momento histórico que en la historia se debe quedar.

La inundación constante de imágenes y el uso que se les da en la actualidad, ¿nos ha hecho más insensibles o nos ha ayudado a ampliar nuestros horizontes? Y para acabar: ¿qué tiene que tener una imagen para que te conmueva?

Nunca hemos estado sometidos a este bombardeo de imágenes pero sabremos salir de esta. El ser humano se adapta a todo y este no es el mayor de nuestros problemas. Está claro que la saturación de imágenes aumenta las posibilidades de relación con las imágenes y cada cual tendrá que buscar su camino. A mi las imágenes que me conmueven son las que me sugieren historias y esas son las fotografías que seguiré buscando.