Su proyecto “Como Dios manda” ganó la cuarta edición de APB.

Gema Polanco es una joven valenciana que ha rodado con sus pesadas cámaras entre Madrid, Valencia y Londres. Eso se detecta desde que la ves llegar con su outfit, sus tatuajes y su aire melancólico pero alegre a la vez. Una mirada tierna que nada tiene que ver con su obra, en la que ahonda en la fuerza de la presencia femenina mostrando estereotipos y jugando con los convencionalismos para hacer pesar su visión del tema, que nada tiene de amable.

El suyo es un proyecto tan íntimo como universal, una mirada tan pretendidamente inocente como llena de intenciones. Según sus propias palabras, pretende señalar “un burka occidental que muy pocas veces ha sido señalado o puesto en tela de juicio”. Las costumbres occidentales salen a la palestra para que nos fijemos hasta que punto han encorsetado y siguen encorsetando, la vida de muchas mujeres. Con este proyecto ha ganado la cuarta edición de Art Photo Bcn convirtiéndose en la imagen de la quinta edición que tendrá lugar en mayo de 2018.

¿Qué ha significado para ti ganar Art Photo Bcn?  Una súper dosis de fuerza para seguir haciendo lo que me hace feliz y mi cosa favorita del mundo entero: la fotografía. Ganar Art Photo Bcn ha sido lo mejor del 2017 y lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

¿Qué fue lo primero que pensaste cuando lo supiste? ¡Por fin! Tuve una conversación conmigo misma y con la Gema cobardica. También pensé en mi madre y en lo contenta que se iba a poner. Siempre pienso en ella cada vez que me pasa algo bueno, ya que ella ha sido y sigue siendo mi máximo apoyo. Pasé muchos nervios durante el visionado de portfolios, en ningún momento pensé que fuera a ganar, ya que el resto de los artistas que se presentaban eran muy buenos. Muchos de ellos son amigos míos, así que cuando gané me emocioné muchísimo, ya que no me lo imaginaba.

¿Cómo se siente una siendo la imagen de la próxima edición de Art Photo Bcn? Feliz, es todo un honor. Tengo muchísimas ganas de Art Photo Bcn 2018.

¿Cómo nació “Como Dios Manda”? El proyecto Como Dios Manda nació de mi experiencia personal, de algo que he vivido y que veo constantemente. Surgió de mi indignación al ver cada día como algo tan silenciado y de lo que nadie habla nos sigue afectando tanto. Con este proyecto decidí romper algunos tabúes y dar luz a una situación en la que se intercalan cuestiones de clase, género y raza. Partiendo como ejemplo de una familia, de mujeres españolas de clase media alta, y de las situaciones opresivas a las que se ven expuestas para la reproducción de un sistema de élite; un burka occidental que muy pocas veces ha sido señalado o puesto en tela de juicio. El arte, y en concreto la fotografía, tiene la gran característica de mostrar cosas que normalmente permanecen en silencio que están ocultas y que producen vergüenza.

¿Recuerdas el momento concreto en que surgió la idea? Fueron muchos momentos y experiencias a la vez los que hicieron que llegara a ella intuitivamente. Desde mis 14 años comencé a interesarme por el autorretrato y desde entonces me autorretrato cada vez que lo siento importante.

A los 17 años empecé a retratarme con mi familia, en un principio para contar cómo me alejaba de ellos y de la idea que tenían de mí. Hubo un momento en que mi familia se acostumbró a verme de aquí para allá con una maleta y mis pesadas cámaras de medio formato. Esto se convirtió en algo normal, tan normal que al final no eran conscientes de la presencia de la cámara: era entonces cuando yo fotografiaba. Llegó entonces el día en que mi abuela empezó a meterse en las fotografías de una forma muy natural, no posaba nada, era ella cien por cien y fue aquí cuando vi la idea y donde comenzó todo…

Por qué ese título? Poner el título fue lo más difícil de todo el proyecto. Como Dios manda es algo que llevo escuchando desde pequeña: “Tienes que hacer las cosas como Dios manda, ser una mujer como Dios manda, vestirte como Dios manda…” Desde pequeña he recibido consejos que han ido acompañados de expresiones como el qué dirán, es por tu bien y como Dios manda. Durante la realización de este proyecto y, al pasar tanto tiempo en la casa de mi familia fotografiando, decidí preguntarme qué significaban estas frases, qué ocultaban, cómo representaban mi historia y lo que quería contar…

Cuéntanos alguna anécdota sobre el proceso de creación del proyecto. Como podréis imaginar hay bastantes, ya que nadie de mi familia tenía contacto con el mundo de la fotografía. Al imbuirme en este proyecto, aparte de dar luz a muchas cosas que estaban ocultas y de servirme como catarsis personal, he podido mostrarme de una forma diferente de cara a mi familia, ya que la cámara me ha dado el poder de ver más claramente lo que está pasando.

Mi madre ha sido mi cómplice en este proyecto. Ella era la única que sabía bien el significado de lo que yo hacía porque, entre otras cosas, ha vivido aquello que reflejo en Como Dios Manda aún más profusamente que yo, así que sin quererlo ni buscarlo, se convirtió en mi asistente. Soy una persona a la que le gustan los tatuajes y que lleva unos cuantos. Practico el autorretrato con desnudos y tengo una abuela a la que ninguna de las dos cosas le hace gracia y que hasta hace nada no sabía nada de toda la tinta que cubre mi cuerpo. Estas dos poderosas razones nos empujaron a mi madre y a mí a colarnos en su casa cuando ella no estaba. Aproveché para inmortalizar a mi madre y para autorretratarme (desnuda, claro).

Hubo un día en que estaba intentando llevar a cabo una imagen en la terraza de la casa de mi familia. Llevaba el vestido de novia de mi abuela, un vestido clásico y sencillo, recuerdo que me quedaba perfecto, podía haber sido de mi boda… Ese día lloré. Lloré al escuchar cómo sentenciaba “No te has puesto el tocado como Dios manda.”, y cómo le decía a mi madre “Por lo menos la ves un rato vestida de novia, porque no se va a casar jamás.” Cuando ya tenía casi la foto se me rompió el auto disparador. Sin decir nada, mi abuelo tomó las riendas y se puso a manejar la cámara, mientras mi madre grababa lo que estaba pasando con la cámara de mi abuelo y mi abuela observaba. Yo no fui consciente de estas grabaciones hasta que un día mi abuelo me las envió. Eran algo muy diferente a lo que yo había estado fotografiando. Así que la toma de las fotos se convirtió en una performance continua en la que el discurrir del proyecto iba de la mano de aleccionar a mi abuelo y a mi madre en cuestiones fotográficas técnicas y estéticas. Nunca me preguntaron el porqué de esas fotos, no sé si por miedo o porque preferían no saberlo.

¿Dónde has desarrollado tu trabajo?, ¿te han influido las ciudades en las que has vivido?, ¿dónde vives ahora? Todas las ciudades en las que he vivido me han influido muchísimo. Valencia es de donde vengo, la ciudad que me hace enfrentarme a mis demonios y la que me refugia cuando estoy cansada. Londres ha sido la que me ha hecho conocerme a mí misma. Durante mis años en Londres empecé a viajar a Valencia y a retratarme con mi familia, donde este proyecto comenzó realmente. Allí me di cuenta de lo mucho que me influenciaba España y decidí volverme. Actualmente vivo entre Madrid y Barcelona, con mas presencia en la última. El proyecto está desarrollado en la casa de mi familia, en Valencia, donde viven mis abuelos y donde he pasado mi infancia.

¿Cuáles son tus referentes como fotógrafa? Esto es fácil. Soy fiel seguidora del trabajo de Tom Hunter, Esther Teichmann, Leigh Ledare, Larry Sultan, Alberto García-Alix, Tierney Gearon, Ana Casas Broda, Clare Strand, Carmen Calvo, Elina Brotherus, Samuel Fosso, Tomoko Sawada y el cineasta Yorgos Lanthimos, entre otros.

¿Algún descubrimiento interesante últimamente que te haya sorprendido? Me ha sorprendido de manera muy positiva la colaboración que ha hecho mi amiga y persona que admiro, Coco Capitán, para Gucci. El fotolibro A Place Both Wonderful and Strange que va a sacar Fuego Books y la película que acaba de realizar Nicolás Combarro de Alberto García- Alix, ¡ganas locas de verla! Últimamente me encuentro enamorada de las fotografías de Teresa Zelenkova, Tom Callemin y el gran Michael Wolf.

¿En qué estás metida ahora? Actualmente estoy trabajando en un fotolibro de este proyecto. He vuelto a dibujar y estoy trabajando en un documental de la casa en la que he vivido este año en Barcelona, ya ha supuesto una experiencia muy fuerte para mí. Además, estoy trabajando en un nuevo proyecto de foto que se podría decir que es la continuación de Como Dios Manda.

¿A quien te encantaría fotografiar? Sin lugar a dudas a mi amigo Alejandro de Palomo Spain. Creo que hace falta más gente como él en España. Pienso que es un poco mi ángel de la guarda, el David Bowie de la generación española. Cada vez que voy a ver un desfile suyo se me olvidan todas mis tristezas, las injusticias del mundo y sueño despierta.

¿Cómo es para ti la foto perfecta? La foto perfecta para mí puede ser la más imperfecta, aquella que descartarías en un principio por sus imperfecciones pero que te hace viajar… La foto perfecta es aquella que me invita a pensar, aquella que me conecta con algún recuerdo, aquella que saca un recuerdo del olvido, aquella que me enseña y me hace sentirme viva, la que mueve a fotografiar.