Camilla y Eugeni. Eugeni y Camilla. Un equipo dinámico y creativo que coordina la escuela de fotografía El Observatorio. Fotógrafos que se dedican a la creación de cursos, talleres y sesiones formativas además de fundar su propia escuela de fotografía que ostenta uno de los modelos más renovadores de la escena barcelonesa. En El Observatorio el sistema horizontal y el aprendizaje desde la subjetividad de uno mismo se ve reflejado en su variado plan docente en el que colaboran los grandes fotógrafos de la escena nacional. Es su peculiar forma de hacer la que ha creado una verdadera marea de asiduos a sus actividades, que por su corta vida, solo puede augurar cosas buenas.
Ambos colaboran en Art Photo Bcn desde la segunda edición y para esta quinta están preparando un stand de uno de sus alumnos así como el Taller de Análisis de Portfolios en el que demostraran como entre todos se llega a la autocrítica más constructiva. No os lo perdáis. Aquí comentamos con Eugeni algunas ideas que os darán las pistas de por dónde van a enfocar su actividad y os animamos a participar.
¿Cómo se os ocurrió subvertir el orden de lo establecido en las escuelas de fotografía tradicionales? ¿Qué es lo que hace único el sistema de formación de El Observatorio?
No sé si hemos subvertido el orden establecido, no lo creo, lo que si hemos hecho es crear el espacio que nos hubiera gustado tener cuando estudiamos fotografía, un lugar de creación donde lo importante fueran las ideas personales de cada uno.
Todo surgió, como muchas otras en un bar, más bien tomando unas cervezas por la calle. Camilla llevaba un tiempo con pequeño espacio que creó llamado El Ampliador 1913 y yo estaba trabajando desde hacía años en una de las escuelas tradicionales de fotografía de Barcelona. Llegó un momento en que ninguno de los dos estaba muy cómodos con nuestra situación y decidimos unir fuerzas. Pienso que lo más destacado que tenemos es que atraemos a gente muy apasionada y motivada, con muchas ganas de aprender, hacer y compartir. Tenemos mucha suerte del grupo humano que nos rodea.
Habéis sido muy valientes abriendo en época de vacas flacas, eso seguro que os lo han dicho mucho, pero ¿ha habido vacas gordas en el mundo fotográfico? ¿Qué ha cambiado? ¿Hacia dónde vamos?
Vacas gordas en el mundo de la fotografía de autor no las ha habido, al menos desde que yo estoy en esto, ni creo que las haya en el corto medio plazo, tienen que cambiar muchas cosas en este país y en nuestro gremio para que esto sea así. Hay que apoyar y difundir la cultura visual en las escuelas y en el resto de la sociedad, si preguntas el nombre de 10 pintores, cineastas o futbolistas la mayoría de estudiantes que se inician en la fotografía te los saben decir, en cambio casi nunca dirán en nombre de 10 fotógrf@s. Por otra parte, el gremio fotográfico tampoco ayuda al denostar muchas veces aquellos trabajos que son fáciles de entender u obvios, ya que son aquellos que harían que la gente se enganchara a la fotografía.
Siempre he dicho que la crisis revolucionó la fotografía y le hizo tener un salto de calidad brutal, que esperemos que se vaya valorando con el tiempo. En el momento en que los autores supieron que les iba a ser casi imposible vender sus trabajos empezaron a hacer las cosas a su propia manera sin la presión de tener que vender o publicar y empezaron a aparecer espacios auto gestionados como el nuestro en el que hemos pasado de depender de alguien a ser nosotros los que nos tenemos que buscar la vida. Creo que el futuro debería pasar por seguir trabajando de una forma libre y por hacer viables estos proyectos, tanto personales como colectivos.
¿Cuál es el perfil de vuestro alumnado? ¿Qué tipo de proyectos os ponen delante? ¿Qué tiene que tener un proyecto para tirarse adelante al completo? ¿Es realmente destacable el boom del fotolibro entre vuestros estudiantes? ¿Cómo se orienta a alguien a nivel productivo si no es realmente un libro lo que pide su proyecto?
Nuestros alumnos son de perfiles muy diferentes, pero con una cosa en común, la motivación por la fotografía, quieren crecer cómo fotógrafos y como personas. Tenemos fotógraf@s profesionales, electricistas, diseñadoras, médicos, comisari@s, camarer@s y un largo etc de edades comprendidas entre los 20 y los 70.
Nos proponen temas de todo tipo desde cuestiones personales, temas completamente conceptuales o proyectos más fotoperiodísticos. Para arrancar un proyecto, aparte de que te tiene que apasionar el tema, seguramente de inicio se necesitan dos cosas, saber de qué quieres hablar y desde que punto de vista lo quieres hacer. Esto puede tardar meses en encontrarse y puede variar mucho durante el proceso, no es fácil, pero una vez lo tienes claro lo demás solo es cuestión de tiempo y dedicación. Más adelante aparece el para quién lo haces y esto conlleva pensar cuales son los formatos finales del proyecto.
Sobre el fotolibro siempre nos hemos mantenido bastante al margen de este denominado boom, nunca me gustó esta palabra… Tanto Camilla como yo llevamos 15 años en la profesión y bastantes proyectos a nuestras espaldas y justo ahora vamos a lanzar nuestros primeros libros, no creemos que todo tiene que acabar en un fotolibro, muchos proyectos son mucho más interesantes en pared o en multimedia. Así que a nivel de los cursos no les damos prioridad, ni mucho menos, nunca entendí esta obsesión de muchos autores y escuelas de que todo tenía que terminar en este formato.
Nuestros cursos están diseñados por pasos, primero aprende a hacer imágenes interesantes, después ponlas al servicio de un proyecto, de una narrativa y una vez tienes el proyecto realizado piensa en como lo quieres mostrar cada formato, ya sea libro, exposición o vídeo, cada uno te va a requerir diferentes cosas y seguramente nuevos materiales a realizar.
Entre vuestros docentes hay fotógrafos de todo tipo, gestores y comisarios. ¿Cómo concentráis semejante plantilla tan amplia y ecléctica? ¿Estáis huyendo con ello de la visión que se tiene de que cada escuela desarrolla su modelo típico de autor-resultado de su formación a nivel estético y formal?
Como dices colaboramos con mucha gente para nuestros cursos, cada año pasan unas 40 personas a impartir clases o talleres. La mayoría relacionada con el mundo de la fotografía, pero cada vez viene más gente que tiene poco que ver, pero que creemos que complementa mucho la formación con sus distintas miradas. Para invitar a l@s ponentes valoramos tres cuestiones para nosotros fundamentales, que tengan un trabajo interesante, que sepan comunicarlo y que tengan una actitud dentro de la profesión de respeto hacia los demás.
Como comentas desde el inicio quisimos huir de las escuelas que llamamos “embudo” es decir que todo el mundo, como es lógico, llega con un bagaje y una manera de mirar diferente y terminan tod@s iguales. Seguramente esto es lo más sencillo, si la gente hace lo que tú quieres no te van a sacar de tu zona de confort y de lo que controlas. Lo complicado es llegar tu dónde está la alumna, acompañarla en su proceso sin apenas intervenir, pero que a la vez se lleve imputs para seguir. Como sabemos que esto es complicado la mayoría de nuestros cursos tienen dos personas de referencia que son y piensan de manera muy distinta entre sí.
Háblanos de la sesión que habéis preparado para Art Photo Bcn. ¿Qué podemos encontrar y como va a estar orientada? ¿Es el sistema horizontal la base de vuestro modelo formativo? ¿Cómo podremos experimentarlo en el festival? ¿Qué crees que aporta un festival como el nuestro, al que conocéis bien desde la segunda edición?
La sesión que hemos preparado para Art Photo Bcn no deja de ser poner en práctica durante 4 horas la filosofía de El Observatorio, nuestra manera de trabajar. Creemos que uno de nuestros puntos fuertes es el trabajo en grupo de los portfolios de las personas y eso es lo que queremos compartir en el festival. Ocho participantes, más Camilla y yo, debatiendo sobre el trabajo de cada uno, intentando abrir nuevas preguntas sin responder para que el autor las vaya respondiendo con el tiempo. Solo así, cuando es la autora quien responde, el trabajo tiene una esencia única. Como comentas es todo en un formato horizontal, tod@s hablamos, tod@s aportamos, a Camilla y a mí nos toca repartir juego, pero las mejores ideas salen cuando todo el grupo participa.
El festival ya solo por hacerse en Barcelona, una ciudad muy faltada de un buen/gran festival de fotografía a la altura de otras capitales europeas, ya aporta muchísimo. Pero me gustaría más hablar de lo que aportan Isabel y Stefano, a los que por suerte tenemos como vecinos. Me gusta mucho como con tan poco y con medios tan precarios pueden hacer tanto, cómo sustituyen todo esto por las ganas y la imaginación y no desfallecen ante la falta de implicación de las administraciones. Todo un gran ejemplo de espacio auto gestionado de los que hablaba antes. ¡Muchas felicidades chic@s a seguir adelante como hacéis siempre!